LOS COMIENZOS
Las
historietas y los dibujos animados están entre las formas más antiguas de
expresión creativa. Sus comienzos datan de la época prehistórica, cuando los
hombres y las mujeres pintaban escenas de caza en las paredes de las cavernas
para registrar sus hazañas. Así se manifestaba ya el impulso creativo y se
estaba desarrollando una nueva forma de expresión artística: el simple relato
oral ya no alcanzaba –en la prehistoria el ser humano se puso a dibujar para
expresarse mejor.
La
práctica se consolidó y se mantuvo a través de los tiempos, con el uso de los
elementos que estuvieran al alcance de la mano. En el antiguo Egipto se
desarrollaron los jeroglíficos -los dibujos como idioma- para contar las
historias de esa cultura. En África, las complejas tallas de madera
representaban escenas domésticas, y la porcelana asiática estaba decorada con
figuras que representaban episodios históricos. En los tapices medievales se
encontraban figuras tejidas en seda que daban vida a cuentos populares y, en
los edificios, los artesanos trabajaban con vidrio coloreado para contar sus
historias en ventanas iluminadas. Esas formas de expresión eran precursoras de
los dibujos animados de hoy en día: la mezcla de imágenes, y a menudo palabras,
para contar una historia.
EL DIBUJO ANIMADO DE LA ACTUALIDAD
El dibujo animado como lo conocemos hoy
comenzó a tomar forma en el siglo XIX, cuando los artistas empezaron a
utilizar lápiz y papel y luego la imprenta para expresar no sólo su
inspiración artística sino también a menudo sus ideas políticas. Los dibujos
animados de carácter político se popularizaron en todo el mundo y, al mejorar
las técnicas de imprenta, y con el aumento de la distribución de periódicos y
revistas, este medio de expresión artística se difundió. En muchos de esos
dibujos animados se utilizaban leyendas debajo de los dibujos para explicar
la historia.
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Como
en todos los medios de expresión artística, la evolución se produjo gracias a
la creatividad y el impulso innovador. En 1896, con la introducción de los
globos de diálogo en The Yellow Kid de Richard Fenton Outcalt, nació la
forma moderna de la historieta. Esos pequeños globos blancos que contenían un
texto, representando lo dicho o pensado por un personaje, hicieron del simple
dibujo animado una forma narrativa más elaborada: una mezcla de arte y
literatura, con la que se podían contar historias más complicadas y con
personajes y argumentos más complejos.
LOS DIBUJOS ANIMADOS Y LAS HISTORIETAS EN TODO EL MUNDO
Las revistas de historietas, así como las
tiras cómicas en los periódicos, se fueron afirmando en la primera mitad del
siglo XX. Krazy Kat, Popeye, Superman y Dick
Tracy eran famosos en América del Norte, mientras que el Manga japonés,
que combina dibujos tradicionales de tiras cómicas con imágenes de películas
antiguas, suscitó imitadores en toda Asia. Tintin, creado por el
dibujante belga Hergé, aún es popular en todo el mundo, como el francés Asterix
y su compañero Obelix.
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A
medida que las historietas se fueron popularizando, los artistas recurrieron a
otra innovación para seguir desarrollando su medio: el cine. Se considera a
Winsor McCay como el padre de la animación, pues produjo entre 1911
y 1921 los primeros cortometrajes de animación. Eran minuciosamente
artesanales, y a veces llevaba más de un año producir cinco minutos de
animación. Walt Disney, el creador del Ratón Mickey (que apareció en pantalla
por primera vez en 1928, en Steamboat Willie), dio un paso adelante
en el proceso, en 1937, con la producción de Blancanieves y los Siete
Enanitos, el primer largometraje de animación.
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